La arquitectura naciente de conflictos e inconformidades deja entre ver en sus obras la subjetividad y el sentimentalismo que afirman los exponentes del movimiento que la arquitectura puede lograr. En concordancia con las consideraciones generalizadas de la nueva forma de concebir la arquitectura y la personalidad de Mendelsohn se interpretan ciertas características que identifiquen al arquitecto. Tal como la exteriorización de los sentimientos que la arquitectura mendelsohniana expresa, siendo particular de cada obra; que no solo sirve de telón de fondo a los sentimientos humanos, si no que, además, sabe evidenciar los pliegues delicados y recónditos de dichos sentimientos. Siendo esta una de las maneras de expresar no solo los sentidos que despierta la obra como elemento escultórico, si no cada una de las sensación de lo ocurrido en su interior, involucrando o no al observador. La arquitectura se dice, a diferencia de las demás artes, está muy condicionada por los programas de construcción, por la situación económica y social, por el momento político y por las costumbres. Reflejado en la sociedad alemana de posguerra, en un carácter de repudio a las concepciones imperialistas vigentes y en un estado económico deplorable del país, que constriñe las capacidades de utilizar en su totalidad las tecnologías. Mendelsohn proclama dos formas de encarar la situación para el bienestar de la arquitectura reflejar el mundo tal como es, deteniéndose en los códigos adquiridos o reaccionar, utilizando determinadas palabras y signos originales, anticonformistas. Los racionalistas luchaban por una arquitectura “objetiva”, verificable,
Esta arquitectura presenta “edificios en movimiento”, presidiendo de los expediente descompositivos neoplásticos. La “cuarta dimensión”, no niega a la tercera, más bien la traumatiza, vitalizándola mediante determinados núcleos energéticos libremente distribuidos en el espacio. Los boceto concebidos por el arquitecto era la forma de lograr dicho cometido captando la obra en su totalidad, Cada uno de ellos representaba ciertas características que se repetían, tales como, la horizontalidad, el eje de simetría el cual se encontraba disuelto por la principal característica que era el ángulo de visión , que podían tomar a la obra como un solo organismo, sin fachada o contra fachada, caracterizándose por una abstracción, negando el contexto urbano y topográfico justificando que nada puede transfigurar su arquitectura y que la pasión es propia de la obra y no del contexto.
En los bocetos, evidencia el mismo
anhelo que guió a Borromini y a Gaudí: el edificio es un bloque unitario,
hinchado de materia solidificada, plasmada de un solo golpe pudiendo verse
claramente en ellos esta capacidad de determinar una única forma mediante un
“trazo continuo único” entendiendo así la arquitectura como una escultura
final. Pero este
factor exterior en donde los expresionistas y con mas ímpetu Erich Mendelsohn
afirman que romper el envoltorio estático que encierra y paraliza las funciones
humanas, librarse del tiralíneas, de regla en T, de ángulos rectos y de las
lineas paralelas, de la geometría y estereometría elemental, sensibilizar la
materia hasta llegar al espasmos de sus fibras no será el factor condicionante
de la arquitectura si no que el expresionismo reforzara las sensaciones
energéticas del espacio como principal condicionante de los demás elementos que
hacen a la arquitectura.
Así la arquitectura naciente del siglo XX que no deja
atraparse por preceptos clasistas y concepciones que no se adaptan a las
situaciones del momento, toman aquellos valores fundamentales de periodos
precedentes que se vieron cargados por las malas interpretaciones de
consideraciones clásicas, demostrando un barroco autentico (no del barroco
enfático, clasicistas, inspirado en el Cinquencento), del mañerismo con todas sus
ambigüedades y contradicciones, del
gótico más arduo, de la época tardo-antigua especialmente de la última época
romana, de las complicadas estructuras orgánicas de la prehistoria, de la
“arquitectura sin arquitectos” por ello Mendelsohn proclama una arquitectura
sin escuelas, y sin consideraciones precedentes que constriñan al diseño y las
capacidades que las tecnologías y técnicas avanzadas del siglo XX les permiten
lograr al movimiento expresionista los cometidos arquitectura del pasado.
Con todo lo dicho, las interpretaciones del espacio y su cascara representativa, se pueden ver como imágenes o bocetos que clarifican al observador el desarrollo de la arquitectura, lo familiarizan con un procedimiento creativo mas valido y más estimulante que cualquier obra realizada demostrando un método de búsqueda bajo un gran abanico de posibilidades en donde se aprecian tensiones fuertes o suaves, entendiendo al todo arquitectónico como un solo elemento de “funcionalidad y semántica”. Así será como la arquitectura mendelsohniana tomara los caminos de la exteriorización de sentimientos
plasmados en la vaina
envolvente de un espacio enérgico, que serán de vital importancia la muestra de
bocetos que promueven el sentido tridimensional de una arquitectura modelada de
un solo golpe, como si la materia que envuelve dicho espacio, tomase la forma
necesaria para caracterizar las funciones y actividades presentes en el
edificio. Con todo lo dicho, las interpretaciones del espacio y su cascara representativa, se pueden ver como imágenes o bocetos que clarifican al observador el desarrollo de la arquitectura, lo familiarizan con un procedimiento creativo mas valido y más estimulante que cualquier obra realizada demostrando un método de búsqueda bajo un gran abanico de posibilidades en donde se aprecian tensiones fuertes o suaves, entendiendo al todo arquitectónico como un solo elemento de “funcionalidad y semántica”. Así será como la arquitectura mendelsohniana tomara los caminos de la exteriorización de sentimientos
Por ello será la tecnología del hormigón y el acero, y las técnicas propuestas por Mendelsohn para liberar la conformación morfológica que le permite el hormigón, bajo encofrados, no restrictivos y clasistas, lograr una cascara para un espacio cargado de sentidos y funciones que sera reflejado en el exterior, como si el poder subjetivo de los sentidos internos hinchasen la materia y le dieran forma, enfatizando lo que el arquitecto denomina la semántica y el carácter propagandista que la arquitectura puede lograr.
“En la cultura expresionista, a los formas
utilitarias se oponen, con potencia subversiva, la imaginación y el simbolismo:
la forma proyectada se transforma en mensaje, slogan incluso; el objeto asume
una elevada potencia semántica, afirmándose como vehiculo de una comunicación
que pretende remarcar los cánones de su producción”
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